Una ultramaratón es con total probabilidad la prueba atlética más exigente y difícil que puede realizar un ser humano. El único objetivo de una ultramaratón es recorrer una distancia superior a una maratón (42,195 Km), pero en la práctica, suelen ser carreras de más de 100 Km.

En 1983, un granjero llamado Cliff Young, que contaba con 61 años en ese instante, se presentó a la ultramaratón de Sídney - Melbourne y cuya distancia cubría 875 Km. Era la primera vez que se disputaba de forma oficial, y que de manera informal se llevaba celebrando desde 1976. El récord hasta entonces superaba los siete días.

La mañana de la prueba, se presentaron muchísimos participantes, pero destacaba especialmente una persona: Cliff Young, 61 años y vestido con una camiseta de Adidas, un pantalón largo de chándal, unas botas de goma de pescador y la dentadura postiza guardada en el bolsillo, porque decía que “le temblaba al correr”.

Ante semejante encuentro, la organización de la carrera instó al señor Young que si sabía en qué consistía la prueba y que había que estar muy preparado para poder afrontarla, a lo que contestó que bueno, que ya había corrido alguna vez por ahí y que había conducido doce horas para llegar a Sídney, así que “palante”.

En la línea de salida, los otros 27 participantes miraron con estupor al concursante y esa sensación se incrementó cuando tras el pistoletazo de salida Cliff Young comenzó a desplazarse de una manera un tanto peculiar: dando zancaditas cortas y descompasadas, a una velodidad de 6,5 Km/h (como andar rápido).

Todo el mundo daba por hecho que Cliff Young abandonaría la carrera en breve y al primer avituallamiento llegó con tres horas de desventaja sobre los demás corredores.

Cinco días, quince horas y cuatro minutos después de la salida en Sídney, Cliff Young cruzaba la meta de Melbourne en primer lugar. No sólo había pulverizado el récord anterior por dos días, sino que le sacó nueve horas de diferencia al segundo clasificado. Pero, ¿cómo lo hizo?

El secreto de una ultramaratón es una forma física y mental sobrehumana. Un corredor de ultramaratón debe seguir una estrategia basada en la consistencia y en la estrategia, como por ejemplo saber cuándo parar a descansar y cuando parar para dormir. Los demás competidores durmieron entre 2 y 4 horas cada noche, pero Cliff Young no paró NUNCA.

Según su propio testimonio, su entrenamiento desde pequeño consistía en pastorear las doscientas ovejas de su granja familiar por los prados y las montañas de su ciudad. Como era una familia muy pobre no tenia el apoyo de otros animales, asi que su función de pastoreo consistía en correr tras las ovejas, y en muchas ocasiones durante varios días seguidos; y como los campos, a menudo, no eran llanos, había desarrollado esa zancada tan particular.

Cuando le entrevistaron, le preguntaron cómo había podido estar casi seis días sin dormir, a lo que Cliff Young respondió que había corrido sin parar, pero no sin dormir: “me he acostumbrado a echar siestas de veinte minutos mientras corro, de hecho, he soñado varias veces que perseguía a las ovejas huyendo de una tormenta”.

En cuanto a las botas de goma, las llevaba porque se había acostumbrado a correr con ellas; y como no pretendía parar en los avituallamiento, les serviría si quería echarse a dormir en algún prado, pero como finalmente no las necesitó, acabó tirándolas a mitad de camino y terminó la prueba corriendo en unas zapatillas que llevaba dentro de las mismas.

Cliff Young no sabía que había un premio en metálico, así que cuando ganó los 10.000 dólares australianos, dijo que le parecía injusto no repartirlo y regaló el dinero a los otros participantes que habían terminado la prueba tras él.

Una locura total.